México tiene una relación bastante interesante con la muerte. Mientras que otras culturas suelen tratar a la muerte con tristeza, incertidumbre y hasta miedo, en la cultura mexicana la muerte es vista como una parte del ciclo de la vida: inevitable y algo triste para los que se quedan, pero no temible ni mala. Para el mexicano, el proceso de duelo suele incluir celebrar y recordar con alegría la vida de la persona. Por estas fechas se dan las festividades anuales del Día de Muertos a las que, por supuesto, los difuntos están invitados para estar entre los vivos por un rato.
La tradición del Día de Muertos ha sobrevivido a lo largo del tiempo, a pesar de las conquistas históricas y culturales, como la conquista española o la creciente popularidad del Halloween. Su importancia es tal que la UNESCO declaró el Día de Muertos como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad el 7 de noviembre de 2003.