Además de asegurarse de que la traducción que están revisando transmita de forma completa y precisa la información contenida en el texto original, también hacen las modificaciones necesarias, a menudo sutiles, para que la redacción fluya sin problemas y no se lea como, bueno… una traducción.
En muchas ocasiones lo que se requiere no es tanto la traducción de textos, sino la actualización de los mismos en donde se agrega, se quita o se modifica la información que contienen. Esto sucede con documentos como manuales, estudios o contratos, en donde la información deja de ser vigente o completa.
Obviamente, si se realizan modificaciones a la versión original de algún documento, va a ser necesario hacer las mismas modificaciones a las versiones en otros idiomas del mismo documento. Este tipo de trabajo lo catalogamos bajo el rubro de corrección de textos ya que se suele contar con una traducción ya existente.
En estos casos, por lo regular hay de dos: (i) el cliente nos indica la ubicación en el documento de cada uno de los cambios al texto (puede ser mediante el uso de control de cambios en Word o de otra forma), o (ii) el cliente no indica los cambios, en cuyo caso nosotros repasamos minuciosamente las dos versiones del texto – la vieja y la actualización – para identificarlos y hacer la traducción correspondiente en la versión actualizada en el idioma meta.
Sin duda alguna, la corrección de textos requiere de mucha precisión y buena organización, sobre todo cuando existen varias actualizaciones de un mismo documento original.