También existe una enorme variedad de referencias culturales, algunas de las cuales pueden tener perfecto sentido en un país, pero dejan a la gente de otro país rascándose la cabeza. Por esta razón un buen servicio de traducción a veces debe contemplar la localización.
Así que, ya sean videojuegos, sitios web o incluso un blog, nos aseguramos de que su mensaje sea perfectamente comprendido por las personas a las que va dirigido.
Por ejemplo, si en un restaurante de Lima el mesero te ofrece palta, choclo y chancho ¿sabrías si debes de aceptar esta sugerencia gastronómica o no? ¿O qué tal un platillo con arvejas en un restaurante en Buenos Aires? ¿E incluso un carajillo en un mesón madrileño, que no es lo mismo que su homónimo en la Ciudad de México? Por otro lado, en una visita al País Vasco es posible que te quieran invitar a un kalimotxo tradicional.
También funciona al revés. Un visitante español a México podría topar con pared cuando el mesero (y no el camarero) le deja el menú con nombres de alimentos tan exóticamente irreconocibles como toronja, elote, ejote o chícharo. Y la mayoría de los turistas de otras países de América Latina quedarían algo perplejos cuando se les ofrecen mixiotes, tlacoyos o suadero.
La buena noticia es que todo esto tiene solución, que es precisamente la esencia de la localización. Tus documentos, videojuegos, páginas web y, por supuesto, menús quedarán en la versión deseada del español o cualquier otro idioma, tomando en cuenta todos los regionalismos y variantes que brindan a los idiomas su riqueza singular.