El lenguaje de la vida

El lenguaje de la vida

Les traemos un acertijo: ¿qué tiene letras, palabras, reglas gramaticales y sinónimos? Evidentemente, la respuesta correcta es el lenguaje. Puede ser desde un lenguaje que usamos para comunicarnos entre nosotros, como el inglés o el español, hasta un lenguaje de código de programación como el Python, C# o JavaScript.

Lo que pocos saben, sin embargo, es que todos estos componentes también se encuentran en el lenguaje del ADN.

Todas las características físicas, mentales y de personalidad que heredamos como seres vivos (personas, pingüinos y palmeras por igual) se derivan de instrucciones codificadas que se transmiten de generación en generación a través del ADN de nuestros genes. Y como cualquier instrucción, las que se transmiten en nuestro ADN requieren de un lenguaje inteligible con todas las características que posee un lenguaje de cualquier naturaleza.

Veamos esto un poco más a detalle. El ADN se compone de cuatro componentes básicos, a saber, los compuestos orgánicos adenina (A), citosina (C), guanina (G) y timina (T). Estos bloques de construcción se conocen como nucleobases y proporcionan al ADN un alfabeto genético básico compuesto por cuatro letras. Y al igual que las letras que estás leyendo ahora, éstas se pueden combinar para crear palabras. Cada palabra del código genético consta de tres letras, lo que nos da un vocabulario total de 4 x 4 x 4 = 64 palabras posibles.

La palabra CAG, por ejemplo, es el código de ADN para la glutamina, que es uno de los 20 aminoácidos que se utilizan para producir proteínas en el cuerpo humano. Una característica curiosa es que se pueden usar diferentes palabras del léxico del ADN para producir el mismo aminoácido, lo que significa que el lenguaje genético incluye sinónimos. Además, ciertas palabras dan instrucciones para iniciar y detener procesos, al igual que una letra mayúscula y un punto final indican dónde comienza y termina una oración.

Un misterio que continúa desconcertando a los científicos hasta el día de hoy es que tan solo el dos por ciento del vocabulario de ADN en uso son instrucciones. El 98 por ciento restante no parece tener ningún sentido y se le denomina ADN no codificante o “basura”.  Las secuencias de nucleobases como ACACACACACACACACACACACAC son muy comunes en el ADN, pero no proporcionan ninguna  instrucción  discernible.

La presencia de este artículo en el sitio web de Babel puede llevarte a preguntarte si este lenguaje genético es traducible, como el inglés o el español. La respuesta es un rotundo sí: eso es precisamente lo que hacen las enzimas. Estos catalizadores biológicos traducen las secuencias químicas de tres letras creadas por las nucleobases en instrucciones para generar aminoácidos o para iniciar o detener su producción. Sin esta función crítica, nos enfrentaríamos a la extinción muy rápidamente.

Dicho de otra manera, no solamente hablas un lenguaje, tú como ser biológico único eres un lenguaje y tu existencia misma se deriva de una traducción precisa de él. Desde un punto de vista profesional, ¡diría que estas enzimas están haciendo un excelente trabajo!

Basado en La serpiente cósmica, de Jeremy Narby.

Para conocer más acerca de los servicios que brinda una agencia de traducciones humana (con
algo de ayuda de la tecnología), visita www.babelint.com

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