El sector de los seguros es uno de los gigantes silenciosos del mundo empresarial. Lo que le falta de glamour o perfil, en comparación con otros sectores e industrias, lo compensa con creces en su omnipresencia. Los seguros están en todas partes. Tu casa, tu coche, tu salud, tu negocio, tus préstamos e incluso tu vida son asegurables. Todos sabemos que las cosas a veces se pueden complicar y que asegurarnos es uno de los medios al que recurrimos para amortiguar el golpe. Pero es tal nuestro apetito para esta opción que en 2020 el sector de los seguros tenía un valor de nada menos que 1.28 billones de dólares (https://www.iii.org/publications/a-firmfoundation-how-insurance-supports-the-economy/introduction/insurance-industryat-a-glance#:). Esa cifra es gigantesca por donde se vea.
Otro hecho sorprendente es lo complejo que puede ser el arte de la traducción de seguros. Tomemos el informe de un ajustador sobre un siniestro en el que un camión choca y daña un puente. Este informe, conformado por lo general por entre diez y veinte páginas, mencionará los componentes dañados del camión, los materiales utilizados en la construcción del puente, las cláusulas de la póliza de seguro para identificar si este tipo de siniestro se encuentra cubierto o no y las cifras relevantes del siniestro, además de hacer posiblemente alguna referencia a la legislación en materia de seguros. Esto significa que, tan solo para este breve documento, un traductor experto en seguros tendrá que dominar a la perfección la terminología de la mecánica automovilística, la ingeniería civil, el lenguaje jurídico, las finanzas y la legislación, sin duda un conjunto de talentos lingüísticos que no cualquier profesional de la traducción o empresa de traducción tendrán a su disposición. Por ello es de vital importancia enviar las traducciones de seguros a un verdadero experto.