Las traducciones jurídicas se suelen solicitar con urgencia. Los abogados usualmente requieren sus traducciones lo antes posible ya sea porque tienen una audiencia o una reunión para la firma de un contrato en puerta. Es en estos casos donde el ritmo del mundo de los negocios puede ponerse rápido y furioso. A menudo, en particular cuando se trata de organismos gubernamentales como los tribunales, las autoridades fiscales o de inmigración, etc., los abogados requerirán traducciones certificadas o traducciones oficiales, que son realizadas exclusivamente por peritos traductores aprobados por el Consejo de la Judicatura Federal.
La necesidad de precisión en las traducciones jurídicas es evidente. Una traducción de mala calidad puede provocar el aplazamiento de un juicio o el retraso de la firma de un contrato hasta obtener una traducción satisfactoria. El arte radica en hacerlo bien a la primera, independientemente de la urgencia. Los traductores jurídicos profesionales tienen que trabajar con rapidez y precisión para asegurarse de que la terminología se maneje con absoluta precisión y -como a menudo se pasa por alto en estos casos, a pesar de tratarse una obviedad- que se haya traducido la totalidad del o de los documentos. Una traducción incompleta resulta tan problemática como una inexacta. Imaginemos que el jueves por la tarde llega un contrato de compraventa de doscientas páginas en español. El despacho de abogados lo necesita el lunes a primera hora para enviarlo a Londres en inglés británico. Somos conscientes de que las 9 de la mañana, hora de México, son las 3 de la tarde en Londres, así que ponemos manos a la obra enseguida.
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